martes, 9 de julio de 2013

El combate

  Me acabo de fumar un churro, no debería quemar antes del combate pero necesito poner algo a mi vacío, mi General confía en mí, soy el mejor del escuadrón de fusileros, él sabe que no lo defraudaré, que tengo un par de huevotes, eso es lo que se necesita para matar, nada más, claro el entrenamiento ayuda, pero si no tienes huevos estás jodido...
Abordo del vehículo de mi General nos dirigimos hacia el desierto de los leones, ya está cerca la cabaña del General Godínez que es quien lanzó el reto a mi General Rivero, la casa es amplia con un enorme jardín con muchos pavorreales, ridículos pajarracos, sólo necesitan estar bellos para conseguir hembras, no pelean como los leones para poder coger, sólo son bellos... En un gran salón apartado de la cabaña se ha armado un ring a nivel del piso, muchos rasos y cadetes se encargan de llevar tragos y bocadillos a las mesas de los jefes militares, sus mujeres y sus invitados, un sargento con la cara jodida por la metralla o quizá po el acné es quien hará de referee, algo innecesario si tomamos en cuenta que en esta pelea no hay reglas, el General Rivero se levanta y aplaude cuando llega al ring mi contrincante, el capitán Serrano de la Marina, un pinche negro veracruzano con cara de gorila, grande el hijo de la chingada, una hermosa bestia musculosa, si no fuera mi contrincante me lo cogía…
Suelto mis mejores golpes a la jeta, tengo punch , siempre lo he tenido, sé que no debo darle un segundo de ventaja, lo pateo en los huevos y el puto ni en cuenta, entonces es cuando me conecta en la nariz y empiezo a sangrar, me cierra un ojo de un putazo, upper a la quijada y todo se desconecta…
Estoy sobre un catre de un hospital de campaña instalado en el jardín, un médico habla con una enfermera : “habrá que llevarlo al hospital militar, el negro le fracturó dos costillas, la nariz, dos dedos, le separó la oreja izquierda, pelea como un perro el hijo de la gran puta, no paró hasta que creyó que estaba muerto…”
No siento mi cuerpo, creo que es mejor, el General perderá la confianza en mí, seré la burla del escuadrón… De todos modos tendrá que pagarme los veinte mil, era lo acordado por pelear, lo doble si ganaba… Con eso me alcanzará para invitar a Rocío a Puerto Vallarta, la muy puta tiene que ver dinero para aflojar… Quisiera ser un puto pavorreal…